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Los calambres musculares y la hidratación.



Una hidratación inadecuada o escasa suele ser una de las causas de los calambres musculares.

Los calambres musculares se refieren cuando al músculo se tensiona y provoca fuerte dolor. La alimentación y una buena hidratación aportando sodio, potasio y calcio es una de la manera de evitarlos.

También puede deberse a un sobresfuerzo al realizar ejercicio físico ya sea por aumento de tiempo o intensidad. Normalmente aparecen en diferentes grupos musculares: (cuádriceos, isquiotibiales o gemelos.



Cuando suframos un calambre, lo primero que tenemos que hacer es dejar de realizar ejercicio y estirar con mucho cuidado el músculo.

Podemos incluso masajear suavemente y por supuesto beber agua o bebidas isotónicas para recuperar.

A demás de la alimentación, para prevenir lesiones de este tipo, es muy importante llevar la equipación correcta a la hora de realizar cualquier deporte.

Si los calambres se presentan de manera frecuente, es conveniente consultar con el fisioterapeuta para poder analizar y realizar un diagnóstico.

Nuestro organismo está formado en su mayoría por agua, un 75% de los músculos es agua, es por ello que es importante consumir agua a diario para tener una buena salud.

Gracias a la ingesta de agua provocamos una mayor diuresis con lo que favorecemos la eliminación de toxinas previniendo ciertas enfermedades.

Los expertos hacen hincapié en la importancia de beber agua en ayunas.

Una adecuada hidratación es importante para un funcionamiento correcto del cerebro. Cuando estamos adecuadamente hidratados, las células del cerebro reciben sangre oxigenada y el cerebro se mantiene alerta.



El consumo adecuado de agua es esencial para que los riñones funcionen bien, ayudándolos a eliminar residuos y nutrientes innecesarios a través de la orina.

Mejora el tracto digestivo ya que el agua es necesaria en la disolución de nutrientes para que estos puedan ser absorbidos por la sangre y transportados a las células.

El agua es un gran aliado para la piel ayudando a mantener la elasticidad de la misma y su tonicidad.

El agua actúa como un lubricante para los músculos y las articulaciones: ayuda a proteger a las articulaciones y a que los músculos funcionen correctamente.

Los expertos señalan que lo recomendable es tomar uno o dos vasos de agua en ayunas y luego seguir tomando el líquido durante el resto del día hasta llegar a los dos litros.




Recomiendan que tras la ingesta de agua hay que esperar diez minutos por lo menos antes de desayunar para que pueda actuar sobre el cuerpo.


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