La palabra amaranto significa inmortal debido a que la semilla no se descompone. Se sabe que el amaranto formó parte de la dieta de los aztecas, mayas e incas y que era valorado por sus nutrientes. Se ofrecía como tributo a los dioses, y los guerreros lo consumían para contar con fuerza física. Sin embargo, a la llegada de los españoles, su cultivo y consumo fue prohibido y casi erradicado porque lo usaban en ceremonias religiosas.
Desde 1975, la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos seleccionó al amaranto entre los 36 cultivos más prometedores del mundo. Inclusive, por sus propiedades, fue calificado por la NASA como cultivo CELSS (Controlled Ecological Life Support System): la planta remueve el dióxido de carbono de la atmósfera y al mismo tiempo genera alimentos, oxígeno y agua. La NASA lo seleccionó e incluyó en la lista de alimentos de los astronautas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), señalan al amaranto con un perfil proteico superior a otros cereales. Tiene en promedio aproximadamente de 16 a 18% de proteína, lo cual lo pone en ventaja con otras variedades de cereales como el trigo que contiene entre 12 a 14% o el maíz con un 9 a 10%. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo clasifica con un valor proteico de 75, siendo el ideal 100.
Pero ¿Qué contiene el amaranto que lo hace tan “especial”?
Como se sabe, mientras más ejercicio realicemos, el metabolismo del cuerpo humano se transforma y por ello es necesario nutrir nuestros músculos que son las máquinas generadoras de movimiento y como tal, necesitan fuentes de energía de alta calidad nutrimental.
El amaranto constituye una excelente alternativa para aumentar la ingesta de nutrientes, proteínas y minerales que el cuerpo necesita para esa demanda constante de los entrenamientos.
Si de calidad hablamos, el amaranto proporciona al deportista una proteína sobresaliente por un aminoácido esencial que es la lisina. La lisina es un componente de la carnitina que a su vez mejora el balance energético, ayuda a la oxidación de grasas e incrementa la resistencia deportiva y la capacidad de rendimiento.
El amaranto es rico en potasio, el cual, es indispensable para evitar calambres y el correcto funcionamiento de riñones, corazón y otros músculos.
Otra parte fundamental en la dieta de un deportista es el consumo de fibra, que se encuentra en un alto porcentaje en el amaranto. Las fibras ayudan a absorber el agua, eliminan el colesterol y sustancias cancerígenas entre otras.
Finalmente, el amaranto se encuentre exento de gluten en su composición, por lo que las personas que presentan intolerancia a este componente lo pueden consumir.
Por todo esto, incluir en tu dieta el amaranto, es una gran estrategia a nivel metabólico y de rendimiento deportivo. ¡Provecho!
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